Dominar Nuestra Mente
Poder Sin Límites-Tony Robbins | Cómo se modela la excelencia humana – Ficha 08
La Terapia tradicional produce resultados. La cuestión es si se podrían obtener los mismos resultados en menos tiempo, e intentando procurar el máximo bienestar al paciente en todo momento, esto es, sin hacer revivir al paciente escenas del pasado que le pueden causar tremendo dolor, muchas veces -también en mi experiencia- innecesario.
Tony Robbins compara la actividad neurológica del ser humano con una máquina de esas antiguas, que echando una moneda te permitían escuchar una canción de entre un montón. Aquí la clave es esa, el poder seleccionar a voluntad una canción, es como poder seleccionar a voluntad un recuerdo. Otro ejemplo sería el que propone la película «Del Revés» -Pixar, 2015- donde los recuerdos se clasifican y almacenan como artículos en un gigantesco almacén. La peli está fenomenal, por cierto. Pero ¿Y si el recuerdo es involuntario y nos viene sin más?
La PNL propone técnicas para tratar con estos «pensamientos intrusivos», a fin de deshabilitar o reemplazar pensamientos o memorias dañinas por otras sanas. Esta capacidad de reprogramar la mente, a nivel personal me ha resultado tremendamente útil e interesante.
Esta entrada trata sobre ello, sobre cómo podemos cambiar concretamente nuestra manera de representarnos las cosas, para potenciar nuestros sentidos a nuestro favor, a fin de generar un estado o conducta que favorezca nuestras necesidades, y no al contrario.
«Por lo general no es que las personas carezcan de recursos, sino que carecen de control sobre sus recursos» – Anthony Robbins
Cambiar las Representaciones Internas fácilmente
1. ¿CÓMO CAMBIAMOS NUESTRAS REPRESENTACIONES INTERNAS?
Nos referimos con Representaciones Internas a la Interpretación que hacemos cada uno de la realidad, de algo que ha pasado.
Este «algo que ha pasado» no es cuestión de ignorarlo, ni mucho menos. Ahora bien, por favor, seamos conscientes de que «machacarnos» solo agravará el problema, de hecho, tal vez «eso que ha pasado» no sea tan grave, sino que por tus creencias, momento vital, o la razón que sea -que hay muchas- tú lo ves así. Entonces, ahora sí, ¿cómo cambiamos nuestras representaciones internas?
En primer lugar, cambiando lo que nos representamos. Así, por ejemplo, si hemos imaginado la peor situación posible, podemos acostumbrarnos a representarnos la mejor situación posible, cuanto menos una situación digamos «controlable».
En segundo lugar, cómo nos lo representamos. Algunas personas, por ejemplo, han descubierto que las motiva mucho el imaginarse una cosa como muy grande, de gran tamaño. Para mí por ejemplo, el tono de voz con que me hablan o me hablo a mi mismo constituye un factor de motivación de los más importantes. Conociendo estos factores que nos motivan, podemos realmente «manipular» nuestra representación interna, es decir, lo que vemos, oímos o percibimos de cualquier modo en nuestra mente y adaptarlo de la manera que queramos, a fin de que no nos haga daño.
He de confesar que en mi primer acercamiento a la PNL, cuando me hablaron de las representaciones mentales, no sabía muy bien de qué me hablaban y mucho menos cómo cambiarlo. Vivimos demasiado deprisa como para pararnos a pensar esas cosas, más cuando tenemos un cerebro que es en realidad una supercomputadora -biológica- que vela por nuestra seguridad y supervivencia. Es por esto que el cerebro en principio opta por la zona de confort, por lo conocido, por el «no riesgo» prácticamente en cualquier circunstancia. Todo ello de forma inconsciente, involuntaria. Algunas personas tienen un temperamento más de acción, por lo que «el riesgo» les puede parecer incluso tentador. Sea como fuere, el cerebro para todos los seres humanos tiene como misión primaria, la supervivencia.
Dicho esto, volviendo a las representaciones internas que me formo: aclarar que nos referimos a qué idea te formas tú en tu cabeza acerca de algo que ha pasado, o está por llegar. Yo tenía cierta tendencia a verlo todo bastante «negro», es por ello que casi siempre tengo preparado un plan B, por si se tuercen las cosas. También tiendo -cada vez menos, eso sí- a rumiar bastante las cosas, a darle vueltas una y otra vez. Agotador, de verdad. Es por eso, que me hace especial ilusión compartirte estas ideas, sobre cómo podemos cambiar nuestras representaciones internas fácilmente, porque a mí me están funcionando pero que muy bien.
Por ejemplo: si he tenido una bronca con mi jefe y le estoy dando vueltas al llegar a casa, lo habitual sería recordar cada palabra dicha, los gestos, y el tono de voz tal vez de irritación, el volumen de la conversación… y repasarla una y otra vez. Pues bien, te propongo algo: reproduce de nuevo la escena en tu mente, pero ¡ojo! esta vez, baja el volumen a tu jefe, cambia su tono de voz por su tono habitual, al tiempo me gustaría que cambiaras tu expresión de frustración de la cara y te relajes -al fin y al cabo ya ha pasado- Respira profundamente.
Hazlo y verás… y si te quieres relajar un poco, ya más confiado y tranquilo, ponle a tu jefe la voz de Bart Simpson, o del personaje que tú quieras. Las cosas, la mayoría de las veces, tienen la importancia que le queramos dar. Esta frase viene muy a cuento:
«La mente tiene su propia función, y en ella puede hacer del infierno un cielo, o del cielo un infierno» – John Milton
No se trata por tanto, de ridiculizar, ni de ignorar lo que quiera que haya pasado. Se trata de que no te haga daño, de que dejes de rumiar al conversación una y otra vez, y una vez haya pasado todo no te quedes frustrado ni con «sed de venganza». La idea es aprender a manejar la situación, sin más. Esto mismo sirve para que te hagas una idea, también cuando estás endadad@ contig@ mism@.
2. CAMBIA LA PERSPECTIVA
La imagen «asociada» es la que uno experimenta como si estuviese realmente allí; uno la ve a través de sus propios ojos como si estuviese presente en ese lugar y momento, en carne y hueso. La imagen «disociada» es la que uno experimenta como si lo que le pasa, le pasara a otra persona, o a uno mismo pero lo ve como si fuese una película. Cuando recuerdes algo que te haga daño, prueba a verlo en tu mente esta vez de este modo, disociad@, como si te vieras en una grabación, y prueba a ver qué ocurre.
En el ejemplo de la bronca con mi jefe, la idea sería ver la situación como si fuera la escena de una película. Tú ves la escena desde fuera, como testigo, como observador. Esta perspectiva es a lo que nos referimos con «estar disociado».