El Poder de nuestro Estado I
Poder Sin Límites-Tony Robbins | Cómo se modela la excelencia humana – Ficha 04
En PNL hablamos mucho de ESTADO. Técnicamente «estado psico-emocional». Aquí voy a referirme a «estado de ánimo» ya que a mi parecer la mayoría de las personas estamos más habituados con este término. Podemos escuchar cosas como «hoy estoy un poco plof», » hoy no es mi día», «hoy no estoy de humor…», etc. para expresar en definitiva que nuestro estado de ánimo es más bien «bajito». El estado contrario «sentirse a tope», «estar mejor que nunca» o similares expresiones denotan un estado de ánimo potente y deseable.
Comprender nuestro estado es clave como factor de cambio y en consecuencia, para alcanzar el bienestar.
Nuestra conducta es el resultado del estado en que nos encontramos.
La clave está en hacernos dueños de nuestro estado y, por tanto, de nuestro comportamiento.
En esta entrada vamos a ver cómo se conforma el estado de ánimo, a qué nos conduce y lo más revolucionario, al menos si es la primera vez que lo pensamos: las personas, cada uno de nosotros, tenemos la capacidad de cambiar nuestro estado de ánimo a voluntad.
5 Claves para controlar tu Estado
1. CONOCE TU ESTADO
Hay estados que potencian, como la confianza, el amor, la seguridad interior, la alegría, el éxtasis, la Fé… que liberan fuentes inagotables de poder personal. Y hay estados que paralizan, como la confusión, la depresión, el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración… que nos dejan impotentes.
2. SÉ CONSCIENTE DEL ESTADO EN QUE TE ENCUENTRAS
Pero, ¿cómo he llegado a este estado? El «Cómo te sientes» es básicamente consecuencia de dos componentes: tus Representaciones Internas y tu Fisiología.
En primer lugar, nuestras Representaciones Internas: el cómo se representa uno las cosas en su mente, además del cómo y el qué se dice uno a sí mismo ante una situación dada, son factores determinantes que intervienen en el estado en que uno se encuentra. Decirse a uno mismo ante la expectativa de un día duro por delante, «vaya diita que me espera hoy» vs «por fin hoy voy a cerrar un montón de temas pendientes», repercutirá enormemente en tu modo de a afrontar el día.
En segundo lugar, nuestra Fisiología: aspectos como la tensión muscular, lo que comemos, cómo respiramos, nuestras posturas… influyen muchísimo sobre nuestro estado.
3. TU COMPORTAMIENTO ES EL RESULTADO DEL ESTADO EN QUE TE ENCUENTRAS
Tal cual. En mi vida, ha habido ocasiones en que, como consecuencia de un estado determinado (enfado, nervios, hambre, prisas), he dicho o he hecho cosas que luego, ya en un estado de calma, he lamentado. «Ojalá me hubiera comportado de forma más amable, más como a mí realmente me hubiese gustado».
Hacernos dueños de nuestro estado es hacernos dueños de nuestro comportamiento.
4. CAMBIA DE ESTADO A VOLUNTAD I- CAMBIA TUS REPRESENTACIONES INTERNAS
Por ejemplo: «En el aeropuerto: anuncian por megafonía que nuestro vuelo tiene un retraso de 40 minutos…» Si tu organismo se halla en condiciones fisiológicas de gran tensión muscular, gran cansancio, o un nivel bajo de azúcar en la sangre, tenderás a representarse las cosas de forma negativa: «40 minutos que luego serán 2 horas, verás tú». Si contrariamente tu organismo se encuentra en pleno dominio de recursos, tenderás a representarte las cosas de una manera bastante más positiva. Probablemente consideremos «menuda faena, bueno aprovecharé para hacer unas llamadas». Cuando uno se encuentra físicamente boyante y fuerte, percibe el mundo de manera bien distinta a cuando está cansado o hecho polvo. A nadie le agrada un retraso, eso está claro, si bien también es cierto que el cómo nos representemos las cosas -lo que nos decimos, en este caso- va a influir muchísimo en nuestro estado.
5. CAMBIA DE ESTADO A VOLUNTAD II – CAMBIA TU FISIOLOGÍA
Por ejemplo: En pleno enfado, en el que tal vez tengamos el pulso acelerado, solamente con el hecho de reconocer el estado de enfado, tomamos conciencia y de algún modo ya tenemos el control. A partir de ahí podemos empezar a respirar de manera más lenta y profunda, hacer una pausa e intentar ver las cosas de otra manera para que todo nuestro sistema nervioso empiece a corregir la situación.
Cambiar los estados implica modificar nuestras representaciones internas y también modificar nuestra fisiología.
Cuando hablamos de fisiología no solamente hablamos de los componentes que podemos ver a nivel externo: sudoración, alteración del ritmo respiratorio, cambios en la tonalidad de la piel, etc. Factores como cansancio, dolor o sentir hambre, por ejemplo, son alteraciones de la fisiología por el cual pueden aparecer sensaciones paralelas como «ira» o «ansiedad». ¿Te das cuenta lo fácil que puede ser mantener la calma si conoces alguna debilidad que te desestabilice en algunos momentos? A mí, en concreto, me pasa que cuando tengo «mucha hambre» -probablemente se trate de un bajón de azúcar, algo fisiológico- me pongo de muy mal humor e irritable. Por eso, decidí llevar siempre conmigo una barrita energética, frutos secos, o algo así, y cuando me entra el ataque de hambre, –soy consciente– y ya no espero a ser antipático con nadie, ni causar molestias a nadie ni a mí mismo. Así, de forma natural me anticipo a mi estado y lo controlo fácilmente.